martes, 9 de diciembre de 2008

Un soldado artista


Por: Haydeé Hernández Carrillo

La reciente celebración del Festival del Cine Latinoamericano, me trajo a la mente imágenes del recuerdo: cuando vi en mi niñez, en mi pueblo natal, allá en Pilón, oriental provincia de Granma, Historias de la Revolución una de las primeras películas del cine revolucionario filmadas por Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Muy lejos estaba de imaginar que al cabo de 43 años iba a tener la oportunidad de entrevistar a Blas Mora, uno de los actores principales de este filme, que de soldado del Ejército Rebelde se convirtió en artista.

Blas, ¿cómo usted se convierte en guerrillero?

“Nací en la zona de Guisa, hoy provincia Granma , en el mes de febrero de 1941, me crié “silvestre” y analfabeto hasta que triunfó la Revolución.

Me alcé porque no soportaba la represión a la que sometía a los cubanos el régimen de Fulgencio Batista. En marzo de 1958 subí a la Sierra Maetra y me incorporé a la Columna No 1, “ José Martí “, bajo las órdenes de nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro. Al incrementarse el número de guerrilleros se crearon los diferentes frentes y fue entonces cuando pasé a formar parte de la Columna 10 del III Frente, que era dirigida por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque.

Cuando me encontraba destacado en la región de Santiago , nos llegó la noticia de la huída del tirano, y así fui uno de los guerrilleros que entraron victoriosos a Santiago de Cuba.”

¿De qué forma se inserta usted en el mundo cinematográfico cubano?

“A triunfo de la Revolución, dije que quería regresar a mi casa, que ya había cumplido....Entonces me explicaron que no era así, que a partir de ese momento era que la Revolución me necesitaba más. Fui trasladado a la provincia de La Habana, y cuando me encontraba en la fortaleza de la Cabaña vino un grupo del incipiente ICAIC buscando jóvenes “barbudos” para realizar una película.

La selección la realizó Tomás Gutiérrez Alea “Titón”,.en una pequeña oficina del 5to piso del Edificio de 12 y 23, actual sede del ICAIC. Solamente aprobaron a seis, incluyéndome a mí. De esa manera me convertí en el protagonista de uno de los tres cuentos de la película Historias de la Revolución.”

¿Qué significó para usted esta nueva experiencia?

“En la filmación yo andaba huidizo, no sabía leer ni escribir, por lo que no me relacionaba mucho con mis compañeros , además nunca había ido a un cine y por lo tanto desconocía todo lo relativo a la realización de una película.

“Durante el rodaje de Rebelde que es el segundo cuento de la película, hice todo lo que me iban indicando, casi me dejo enterrar vivo para darle veracidad a la escena. El Comandante Ernesto Che Guevara personalmente asesoró la película , en una ocasión nos visitó con su mamá, recuerdo que usó un chiste fuerte conmigo, preguntándome delante de todos ¿Y ese pelo dónde tú lo echaste? (tenía el pelo largo para la actuación). .Inmediatamente salí del grupo muy bravo; de forma simultánea tomaron una fotografía donde aparezco saliendo del grupo. Mi respuesta rápida había sido que la melena me había crecido en esa misma zona debajo de una piedra, luego el Che sonriendo se tapó la boca, como para que yo comprendiera que todo era una broma.

“Para mí todo esto no se trataba de hacer una película, sólo representaba el cumplimiento del deber.

“En el 1961 fui seleccionado para trabajar en Joven Rebelde, donde me escogieron como protagonista, aunque yo estaba muy lejos de lo que iba a representar, pues fui muy serio en el cumplimiento de las ordenes.”

¿ Actuó en otras películas ?

“Además de Historias de la Revolución y Joven Rebelde participé con papeles más breves en pequeñas escenas, en las películas Asalto al tren central, Aquella larga noche y Ana la adivina.”

¿ Por qué abandonó la actuación?

“A mi criterio yo no tenía la vocación para actor aunque al parecer descubrieron en mí algunas aptitudes , pero yo tenía otros intereses tales como elevar mi nivel cultural y principalmente el académico. Fue así que por órdenes de Alfredo Guevara entonces director del ICAIC, nos asignaron a cuatro maestras para que nos alfabetizaran, y logramos alcanzar el 6to grado. Después aprendí el oficio de impresor de laboratorio y quedé definitivamente en esta labor. Allí llegué a ser jefe del departamento.

“Con la llegada del color al cine cubano, se creó un nuevo departamento de impresión y me asignaron esta responsabilidad. Me sentía muy realizado; hasta que en el año 1981 tuve un accidente de tránsito en el que perdí una pierna. Luego de mi recuperación continué trabajando, pero ya no era lo mismo, así que luego de cinco años asumiendo mi incapacidad física y con sólo 46 años de edad , la Casa de atención de combatientes del municipio Boyeros, gestionó mi retiro.”

¿Qué importancia le atribuye al Festival del Cine Latinoamericano?

“Pienso que el Festival tiene mucho que ver con los próceres latinoamericanos, Bolívar, Martí, porque esos fueron sus sueños;, una sola América, para unir los pueblos entre sí.

Este evento, con un cuarto de siglo es una realidad de otro grande de América , que es nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, contamos, además, con la Casa de las América, para reafirmar esta unidad entre Cuba y el mundo, ejemplo de solidaridad.”

Una última pregunta... ¿cómo le gustaría que lo recordaran, artista o soldado?

Me gustaría que me tuvieran presente, pues todavía sigue en mí el amor por la cinematografía y aunque estas nuevas generaciones no me recuerden como actor, tengo el orgullo de ser uno de los fundadores de nuestro cine.

Aunque preferiría que me recordaran como un hombre que contribuyó a la liberación total de nuestro país, porque mi papel como artista fue a favor de la divulgación misma de nuestro proceso revolucionario”

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