martes, 31 de mayo de 2011

Como decir adiós a un vicio que mata


Por Haydée Hernández Carrillo

El hábito de fumar causa daños fatales al ser humano. Sin embargo, cada día millones de personas en el mundo llenan sus pulmones de humo y aducen vanas razones para mantener un vicio que los llevará directamente al cementerio.
Es verdad que al camposanto iremos más tarde o más temprano, pero hay que vivir plenitud y en lo posible evitar todos los males que produce el consumo de cigarrillos.
Una forma de alejarse de ese pernicioso hábito es convertirse en una persona saludable. Sustituir el tabaco por el ejercicio físico contribuye a superar la adicción mientras se mejoran las capacidades, lo cual le viene muy bien a un corazón y a unos pulmones intoxicados.
Pancho Sánchez, fumador empedernido durante más de 20 años y en el último lustro corredor aficionado, expresa que al principio no podía correr más de 400 metros sin perder el resuello. “Para mi era muy difícil, yo me fumaba una cajetilla diaria, pero motivado por el deseo de mejorar mi salud dejé el cigarro y poco a poco fui aumentando el número de pistas”
Abandonar el hábito de fumar con la ayuda de los deportes puede ser muy efectivo pues el contrarresta el estrés asociado a dejar de fumar, aumenta la autoestima de la persona y mejoran los patrones de sueño, pues la fatiga asociada al ejercicio ayuda al descanso
Hoy, Pancho participa en maratones populares y todos los días entrena en la Ciudad Deportiva junto a un grupo de ex fumadores que apostaron por la calidad de vida y decidieron que no irán para el otro barrio hasta que no les toque.

miércoles, 18 de mayo de 2011

EJEMPLO QUE CONVENCE


Alejandrina Roque Gutiérrez es una nonagenaria mujer de cálida sonrisa que contagia su alegría de vivir. Aleja, como la llaman popularmente en el capitalino municipio de Playa, milita en Partido Comunista de Cuba desde hace CUARENTA años.
Esa sencilla anciana; expresa que su vida comenzó con la Revolución, pues antes sólo había sido una víctima de la explotación capitalista. Las primeras letras las aprendió durante la campaña de Alfabetización.
Unos meses antes del combate de Playa Girón se produjo un cambio decisivo en su vida. En aquella época su hijo mayor contaba con CATORCE años y trabajaba en la Empresa de Jabonería y Perfumería y fue llamado a la escuela de Artillería para contribuir a la defensa de la Patria.
Recuerda Aleja, que le pidieron que ocupara el lugar del joven en el trabajo, cosa que hizo sin vacilación y allí se mantuvo hasta que finalizó su vida laboral.
Dotada de un espíritu incansable, la nonagenaria anciana aportó sus energías al proceso de construcción del Socialismo. Se convirtió en una trabajadora ejemplar y ocupó diversos cargos en la Empresa de Jabonería y Perfumería hasta llegar a ser Jefe de Brigada.
Junto a miles de cubanos Aleja participó en las zafras azucareras. En el capitalino municipio de Playa, lugar donde reside, también puso su granito de arena, pues apoyó a los Comités de Defensa de la Revolución y a la Federación de Mujeres Cubanas.
Debido a sus cualidades morales, en MIL NOVECIENTOS SETENTA Y UNO integró las filas de Partido Comunista y durante su vida como militante ha ocupado diversas responsabilidades hasta llegar a ser secretaria general de su núcleo.
Declara que su mayor satisfacción ha sido contribuir a la obra de la Revolución, pues gracias a ella sus hijos tuvieron un futuro más promisorio que el que les deparaba el régimen de Batista.
En la actualidad, Aleja goza de buena salud, y todavía asiste a las reuniones del Partido. Manifiesta que confía en las nuevas generaciones como continuadoras del proceso revolucionario iniciado en MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y NUEVE.
Esa humilde mujer dice que a pesar de sus años servirá a la Patria mientras le quede un hálito de vida, pues para ella NO hay nada más importante que la independencia y soberanía de la tierra que la vio nacer.

viernes, 13 de mayo de 2011

TRADICIONES QUE NO SE OLVIDAN


Por : Haydée Hernández Carrillo y Celia Haydée Lamorú

Dicen que la belleza de un árbol depende de la fortaleza de sus raíces. En la génesis de la nacionalidad cubana, las tradiciones campesinas fueron fundamentales.

Mucho debe la cultura a aquellos que durante siglos habitaron en los campos de la Isla. Los guateques y parrandas; bailes como el zapateo y el papalote, hicieron mover los pies a más de uno y sirvieron de inspiración a varios pintores.

Platos como el congrí oriental, los tostones y el puerco asado en púa, caracterizan la comida cubana y se originaron en las cocinas de nuestras campiñas.
La espinela, viajera peninsular, llegó para quedarse y fue inmortalizada en los versos de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.

MÁS QUE UN RECUERDO CASUAL

Las costumbres NO son resultado del saber académico, sino el cúmulo de la vida material y espiritual del pueblo.

La Jornada Cucalmbeana, programas televisivos como PALMAS Y CAÑAS y el Festival de Tradiciones Campesinas, son formas de avivar el interés de las nuevas generaciones en esa parte del patrimonio cultural.

Sin embargo, NO basta con un programa que hable sobre la belleza de nuestros campos. Los jóvenes deben escuchar el canto del sinsonte, sentir los susurros del viento en el palmar y ver un amanecer en el lomerío.

La única forma de preservar las tradiciones campesinas es llevándolas en el corazón. Ellas son parte indisoluble de nuestra nacionalidad.