miércoles, 26 de marzo de 2014

UN HÉROE ANÓNIMO.


Por : Haydée Hernández Protagonista ignoto de las luchas del pueblo, Alberto Delgado es un ejemplo de coraje al servicio de la Patria. El hombre de Maisinicú, como el pueblo de Cuba lo conoce, fue un joven que sufrió en carne propia los desmanes del capitalismo. Su conciencia lo llevó a incorporarse a la lucha contra la tiranía batistiana. Más tarde, eligió el anonimato para defender el proyecto de inclusión social que empezó a construirse en enero de 1959 en Cuba. Como agente de la Seguridad del Estado, Alberto Delgado se insertó en las bandas de contrarrevolucionarios que infestaban las montañas del Escambray. Afrontó el riesgo de ser descubierto, pero evitó la muerte de varias personas a manos de criminales. Este 26 de marzo el pueblo cubano le rinde honores a todos los que como el hombre de Maisinicú protegen en secreto la estabilidad de la Revolución. Mientras realizaba su labor como agente de la Seguridad del Estado, Alberto Delgado fue descubierto por bandidos contrarrevolucionarios que tenían su guarida en el Escambray. Vilmente golpeado por sus captores, la luz de la vida abandonó sus ojos. El cadáver del hombre de Maisinicú fue sometido a disimiles maltratos y sepultado en pleno monte, sin que se supiera su verdadera historia.
Unos años más tarde, los restos de Alberto Delgado fueron exhumados, se le homenajeó como a un militar caído en el cumplimiento del deber y fue ascendido al grado de teniente. Sus cenizas descansan en el panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, ubicado en el capitalino cementerio de Colón, pero el hombre de Maisinicú está presente en el corazón de muchos combatientes anónimos que también arrostran dificultades en defensa de la nación cubana.