domingo, 6 de enero de 2013

POR LOS SUEÑOS LIBERTARIOS.


por: Haydée Hernández Un maremágnum de alegría sacudía a Cuba en los primeros días de Enero de 1959. Los sueños libertarios de Martí se convertían en realidad y los barbudos arrancaban los territorios del país de manos de las huestes batistianas. El combatiente del Ejército Rebelde, Eloy Panque Blanco (BAYAMO) rememora: “La columna 6 del Segundo Frente Oriental Frank País entró en la ciudad de Guantánamo el primero de Enero. Mi jefe, el Comandante Efigenio Ameijeiras, me nombró capitán de la policía en esa urbe. Rápidamente se realizaron los juicios a los esbirros –señala Eloy- después me dieron la orden de preparar al pelotón, pues íbamos rumbo a La Habana.Nos montamos en carros, guaguas y camiones para llegar a Camagüey, pues allí debíamos tomar un avión hasta la capital del país”. En los primeros días de enero de MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y NUEVE la Columna SEIS del Segundo Frente Oriental “Frank País” se dirigía hacía La Habana en medio de la algarabía de la población. “Pasamos por la ciudad de Bayamo -expresa Eloy Paneque Blanco-, allí vivía mi madre y yo le pedí permiso a mi jefe, Efigenio Ameijeiras, para ir a verla. Al regresar, la tropa había seguido sin mí, así que tuve que continuar en carro por la carretera”. El 8 de Enero en el Cotorro el combatiente se encontró con la Caravana liderada por Fidel. “Había muchísima gente, –recuerda- de repente, vi al Comandante Juan Almeida Bosque quien me preguntó si quería unirme a ellos”. Eloy titubeó porque NO tenía el permiso de Efigenio Ameijeiras y prefirió ir a encontrarse con su jefe, quien había asumido la jefatura de la Policía Nacional. El 8 de enero de 1959 el entusiasmo calaba las calles habaneras. Eloy Panque Blanco rememora: “Era una locura de alegría, la gente se tiraba en la calle, nos tocaban las manos, la barba y se lanzaban delante de los carros”. “Después de unirme a la columna de Efigenio Ameijeiras, nos dieron la misión de proteger a Fidel en su camino hacia Ciudad Libertad” -indica el combatiente. Allí, el líder de la Revolución se dirigió a un pueblo, que esperaba jubiloso sus palabras. Considera Eloy que la Caravana de la Libertad fue el despertar de un sueño y asevera: “Nunca voy a volver a vivir un momento como ese, porque ese día comprendí que con nuestra lucha habíamos logrado hacer realidad los anhelos de Martí y Guiteras y de todos los caídos. Ya el pueblo cubano era dueño de su futuro”.