viernes, 31 de agosto de 2012

PARA AMAR BIEN

Por: Celia Haydée Lamorú Hernández
Un poeta afirmó que era muy raro y extraño amar bien, pues el amor, de egoísmo lleno, a su gusto se acomoda bien y mal. En el mundo, son muchos los que dedican horas a pensar que harán para salvar su relación sentimental, pues la mayoría de las veces el idilio se asemeja al infierno de Dante. Esas personas deben saber que la reciprocidad es uno de los elementos más importantes de los vínculos afectivos, pues determina la calidad del romance. Reciprocidad no significa tener un sistema de pesas y medidas en el que cada miembro de la relación, esta atento a cuanto le dan, para pagar por ello. Más bien es un intercambio en el que se tiene la percepción de que se da tanto como se recibe. Para lograr un idilio paradisíaco no hay fórmulas preestablecidas, pero SI algún que otro consejo que podría servirle a usted para pasar del noveno círculo del infierno al séptimo cielo. Dicen que si se quiere ser venturoso en el amor, hay que tener mucha FE, pero la cooperación en la vida de pareja puede hacer de la relación una fuente infinita de satisfacciones. Para lograr ese intercambio ideal hay que amar desde la libertad, el respeto y la autorrealización, sin colocar sobre los hombros de uno de los miembros el esfuerzo por hacer la relación amena. La pareja debe compartir el crecimiento diario, pues de esa forma se nutren los sentimientos, buscar la conciliación ante los problemas que puedan surgir, pero no desde una comunicación cargada de críticas, sino tratando de ser más asertivos. La reciprocidad significa que dos personas son capaces de amar bien, porque cada miembro de la relación es responsable de su propia felicidad y está interesado en apoyar al otro en sus proyectos.