jueves, 26 de julio de 2012

UN JOVEN DE LA GENERACIÓN DEL CENTENARIO.


Por: Haydée Hernández y Celia Haydée Lamorú “Ha sido uno de los privilegios más grandes de mi vida”, expresa Ramiro Sánchez Domínguez al referirse a su participación en el asalto al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo en MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y TRES. Ese hombre modesto dijo que se afilió a las filas de la juventud ortodoxa cuando apenas era un adolescente. “Trabajaba para la empresa Independent Electric como contador cuando se produce el golpe de estado de Batista-recuerda-Eso fue un porrazo para las esperanzas de cambio que muchos habían depositado en las elecciones que se avecinaban”. Junto a otros compañeros se unió a las protestas en la Universidad de La Habana. Rememora Ramiro que un día mientras participaba en las prácticas de tiro, Pedro Miret le habló de una acción grande que se iba a realizar. “Me preguntó si quería participar-explica- de inmediato, respondí que sí”. Muy pronto Ramiro Sánchez Domínguez formó parte de una célula clandestina. “Mi vida cambió en un abrir y cerrar de ojos- indica el octogenario- pues me involucré del todo en las actividades conspirativas”. Como miembro de la Generación del Centenario, participó en la Marcha de las Antorchas, la compra de armas, prácticas de tiro, junto a Guido Fleitas y Antonio Ñico López, entre otros. Recuerda Ramiro que el VEINTITRÉS de julio de MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y TRES, fue citado por Fidel. “Me encargó la tarea de llevar armas para Bayamo. Al abordar el Tren Central, me llevé una sorpresa mayúscula, pues vi a muchos de los compañeros que habían participado en las prácticas de tiro”-explica. Al día siguiente llegaron a la ciudad oriental. “Esa noche nos reunimos VEINTISIETE jóvenes –señala el combatiente-y conocimos los detalles de la acción que se pretendía hacer: asaltar el Cuartel Carlos Manuel de Céspedes ubicado en la urbe granmense”
“El asalto a la plaza fuerte de la tiranía en Bayamo fracasó porque falló el factor sorpresa” - declara Ramiro Sánchez. “El ruido en la cerca alertó a los guardias del cuartel –expresa-y muy pronto comenzó el tiroteo”. Recuerda el OCTOGENARIO que después se dispersaron y luego supo de la muerte de CATORCE compañeros a manos de los esbirros de la tiranía batistiana. “Nos jugamos la vida en aquella acción –declara el octogenario-pero habíamos hecho el compromiso de cumplir cuando llegara la hora”. HOY, cuando se acerca el aniversario CINCUENTA Y NUEVE de los asaltos a los Cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, el combatiente considera que el mayor tributo a los caídos es que las nuevas generaciones conozcan su honradez y valentía, pues esos héroes demostraron que había cubanos que luchaban por una Patria digna como lo soñó nuestro apóstol, José Martí.